Carta abierta a una persona ausente

Puesta de Luna, madrugada del 10 de febrero de 2017

Yo hace tiempo he entendido exactamente lo que te pasa. Tienes miedo, pero no de que esto falle, sino de que resulte. Porque si resulta, entonces debes estar dispuesta a dejarte llevar, a creer, a confiar, a luchar por un objetivo mayor. Los deportistas luchan y se esfuerzan continuamente para lograr sus metas, vencer los obstáculos y superar sus temores. Tú también eres deportista, nadie duda que te esfuerzas y das el máximo de ti, pero lo que quieres lograr es seguridad. Quieres confiar en ti, sentirte valiosa y respetada, porque ya han sido muchas veces que no te has sentido valorada como persona. Y ante el acecho de una inestabilidad a priori,  has tenido actitudes de pensar que no vale la pena intentarlo y que, cuán infalible oráculo, ya te anticipaste a un fracaso anunciado. Como cuando te equivocaste durante nuestra práctica de manejo y dijiste no sirvo para esto (y sin embargo, hoy manejas tu propio automóvil).

Y no te culpo, porque a todos nos ha pasado, incluyéndome. Quise dejarme llevar por mis prejuicios, mis miedos y mis inseguridades, hasta que descubrí que la única cosa peor a empezar algo y fracasar, es no empezar algo. Descubrí la paciencia, descubrí la confianza. Todas mis relaciones las he intentado construir en base a la confianza, y paradójicamente, tú eres en quién más he confiado, contigo he tenido la mayor de las paciencias. Y no por obstinado, ni por idiota, menos aún por capricho, sino porque te quiero inmensamente. Porque lograste restaurar mi fe en el amor. Porque me inspiraste a ser alguien mejor, a no rendirme, a entregarme por completo. A creer.

Creer no es una palabra que se use en ciencia, porque jamás da resultado para llegar a una conclusión científica válida, pero curiosamente, créeme, da ciertos resultados inesperados en el amor. Si no crees en un objetivo, ya estás privándote de conseguirlo. Estás creando una profecía autocumplida, y eso es un desgraciado círculo vicioso, en términos psicológicos. Creer en algo no es fácil, por eso siento que la paciencia y la confianza son críticas, y se que es lo único que te falta para ser feliz. Yo llegué a la firme conclusión que, al dejarme llevar por ti, al creer en ti, sentí felicidad, sentí paz. La única otra persona que recuerdo me causaba esas emociones era mi papá, que perdí hace mucho tiempo y ya no podré recuperar. Y resulta que para el amor, el amor romántico, yo lo único que buscaba era una persona no necesariamente parecida a mí, sino que tuviera buen corazón y me diera la oportunidad de amarla como siempre quise amar. Esa persona fuiste tú. Esa persona eres tú.

Las emociones no se pueden tocar, se que no las puedes ver en mí y se que no puedo obsequiártelas como algo físico, pero se que las personas comienzan a creer y a permitir la recepción de emociones, cuando se dan cuenta que están dispuestas a ello; comienzas a tener paciencia, cuando dejas de buscar afanosamente a un príncipe azul para darte cuenta que los seres humanos somos imperfectos y cometemos errores, sin mala intención; y comienzas a tener confianza, cuando te das cuenta que uno de esos seres humanos imperfectos, realmente hace todo lo que está a su alcance por salir adelante juntos, por cuidarte, respetarte y hacerte sentir especial. Yo quiero creer, quiero dejar el pasado atrás y comenzar a construir un futuro contigo, paso a paso. Aún quiero hacer posible ese presente, si tú estás dispuesta a creer en mí.



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