Al haqiqat an Lubnan

Normalmente no presto importancia a las guerras. O sea, entiendo perfectamente que hay gente sufriendo y todo eso, pero el sentimiento casi automático es más bien una nueva decepción del ser humano, un suspiro melancólico y nada más.
Han pasado varios días desde que veo que Israel está bombardeando El Líbano, y aunque la sensación inicial fue la misma (el suspiro melancólico), ahora también estoy agregando tristeza. Yo soy descendiente de libaneses, de 2º generación (por parte de mi papá); mis abuelos paternos nacieron allá, según tengo entendido, en una zona de campo cerca de Beirut.
Se vinieron a Chile a principios del siglo pasado, aunque nunca he tenido muy claras las razones ni recuerdos de ellos; sólo conservo algunas revistas que por lo visto le llegaban a mi papá, una publicación de la colonia libanesa en Chile llamada “La Verdad sobre el Líbano” –Al Haqiqat an Lubnan, en árabe- (de ahí el título del post).
En fin, dado que me gusta sentirme aferrado a mi descendencia (fuera del hecho que no me identifique para nada con Chile), he estado sintiendo pena por lo que sucede allá. No obstante, eso no equivale a que le tenga rencor u odio a los israelíes; para nada. Los responsables de las guerras son siempre un puñado de idiotas (de ambos bandos), pero en ningún caso *todo* un país. Tenerle odio a a todos los habitantes de un país me parece una simple estupidez (ver post “¿Banderas?“).
Aún tengo la fantasía de visitar Líbano algún día. No entiendo nada de árabe ni creo que hayan muchos atractivos turísticos, pero sería una experiencia linda volver a uno de tus orígenes. Pero para eso habrá que esperar mínimo que todos esos países de Medio Oriente se dejen de pelear. Ojalá ocurra.