Una maquinita para corregir errores

Si hubiera sabido que la semana del 9 al 15 de abril celebraban en la universidad una de esas semanas raras donde casi no hay clases, me habría escapado a Mendoza a la Star Party 2007, que se realizaba del 13 al 15 de abril. Como el verano anduve por Argentina me hice de nuevos contactos aficionados por allá, y hubiera sido una bonita oportunidad de compartir con ellos nuevamente, además de haber concretado la visita a Mendoza, que en el verano desestimé y preferí ir a Córdoba. En fin… supongo que la parte rescatable es que no hice sufrir al bolsillo (pues aunque no parezca soy bastante tacaño).

Bueno, cuento lo anterior sólo por contextualizar el tema que se me ocurrió escribir… los viajes en el tiempo. Oh no, no voy a hablar de Hawking ni de teorías aburridas, sólo me refiero al viaje temporal de una forma muy simple: regresar a momentos específicos de tu vida para cambiar los errores cometidos. Eso es una utopía por cierto, pero no deja de parecer interesante si se pudiera hacer tal cosa. Aquel arquero se habría lanzado al costado correcto donde el penal fue lanzado; el Star Wars Kid se habría asegurado que no lo filmaban mientras practicaba su actuación de Jedi; los hermanos Wachowski lo habrían pensado mejor antes de decidir hacer esa (horrible) 3° parte de Matrix; yo habría sacado pasajes a Mendoza y bye bye fucking psicología por unos días. 🙂

Cada uno puede tener errores que desea arreglar, pero en cada persona ese deseo puede funcionar distinto. En mi caso, por ejemplo, ese deseo en ocasiones se vuelve ridículamente enfermizo porque yo suelo ser muy autoexigente, y me vienen avalanchas de culpabilidad cuando he cometido un error o tomado una mala decisión (haya sido ésta muy controversial o muy obvia). En esos casos por supuesto quisiera volver al pasado y corregirlo, pero a la vez pienso que eso no sería lo correcto ni para mí ni para el mundo. Si volviera al pasado por cada error que cometa, probablemente no aprendería a valorar dichos errores como una instancia de aprendizaje o incluso como 2° alternativa a un problema. De hecho varios inventos han surgido de “accidentes” o “errores” de sus autores, como la vulcanización y la pasteurización. De más está decir que si volviera al pasado y corrigiera un error, siguiendo un enfoque lógico, posiblemente la corrección de mi error altere el futuro de tal forma que muchas otras personas verán afectadas sus acciones al grado que ahora se convertirán en sus errores. Y si una de esas personas quiere corregir su error, quizá ello afecte mis acciones y ahora sea yo quien cometa un nuevo error… y así sucesivamente en un perverso círculo. ¿Se entendió? 🙂

Por otro lado, corregir erorres pasados restaría sorpresas y asombros de la vida. 7 millones de personas que apuestan en juegos de azar se repartirían 700 millones de pesos llevándose cada uno una monedita de $100 (¡porque todos sabían los números ganadores! :)) y los partidos de fútbol siempre terminarían en aburridos 0-0 (¡ambos equipos podrían evitar que les hagan goles!). Posiblemente, la solución sería “sólo” corregir errores que no impliquen estas “sorpresas arrebatadas”, pero conociendo a los seres humanos, eso es técnicamente imposible. Es como pedir que todos los humanos sean respetuosos con el ambiente, o más específicamente, que los chilenos dejen esa costumbre de pedirle al conductor de una micro “me lleva por $100” (o cualquier valor menos que el precio del pasaje). Posiblemente la gente se pelearía por tener una “maquinita para corregir errores del pasado”, o derechamente se las robaría. Y muy posiblemente, la maquinita no sería sólo usada para corregir errores, sino para provocar errores en otras personas por pura maldad o, por qué no, cometer crímenes. No me extrañaría que luego se genere una especie de vigilantes de los viajeros temporales, estilo Minority Report.

Como he dicho muchas veces, creo que las únicas (o mejores) manos en que podría caber esa y muchas otras tecnologías, es en la ciencia. Por supuesto me refiero a ciencias útiles que contribuyan al conocimiento humano, no a estupideces como la “ciencia militar” (un concepto que prácticamente se contradice a sí mismo). Creo que la cotidianeidad humana aún no posee razones de peso como para querer volver en el tiempo, ni la suficiente madurez.

Pensándolo bien, ya no me molesta tanto haber cometido el error de no ir a esa Star Party por haber pensado que sí tendría clases normales esa semana. Para otra vez será. 😉



4 thoughts on “Una maquinita para corregir errores”

  • oye oye!! mas respeto con la ciencia militar, acuerdate que ellos revolucionaron la internet y crearon todas las estrategias que ahora se aplican en las empresas y relaciones personales, hasta las copian los sicologos para dar tips y todavia cobran los copiones!
    De los errores, estay bien mal, mal mal, si la vida es para errar, sin errores seria una fomedad absoluta, lo importante es dejarse llevar por el sueño, en el camino siempre te vas a equivocar, ya sea porque te hicieron zancadillas o porque el mundo conspiro contra ti, asi que de cada 100, 1 te va a resultar ¿o no? , me voy a ver mi queque que se esta quemando, xao

  • Jajajaja, oye relájate… 🙂
    No discuto lo que dices sobre tecnologías que vienen de militares, pero esa gente sólo se ganaría mi respeto si se dedicaran *sólo* a fabricar tecnologías útiles, y no a fabricar y usar misiles, tanques y porquerías que sólo sirven para matar gente, captas? (de paso, tú sabes que me importan un bledo los psicólogos y las tecnologías que copien :D).
    Y de los errores, al final del post concluí que no era una buena idea retroceder en el tiempo, o sea también concuerdo en que los errores no son tan malos… por qué la rabieta? 😉
    Saludos,

  • Esa tecnología no sirve para nada, ademas son solo teorías científicas no confirmadas, diría que hay mas posibilidades de hacerlo como alma, no con esas tonterías de gusanos de tiempo, universos paralelos, o encontrar otra dimensión, imposible al menos vivo, bueno aunque se hiciera algo, solo unos afortunados millonarios o políticos podrían hacer uso de tal, de modo que no le echemos tanta cabeza a esto es como una hipotenusa con lados y problemas por todos lados.

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