007 razones para poner a prueba tu espíritu crítico
La semana pasada terminé de leer el libro “Conviértase en Brujo, Conviértase en Sabio“, de Georges Charpak (Premio Nobel de Física) y Henri Broch. Es un buen tratado para desmitificar pseudociencias, y aunque al libro le encontré áreas que pudieron aprovecharse mejor, hay varias frases que me gustaron. Cito textual una de ellas:
“Una sociedad verdaderamente democrática presupone necesariamente ciudadanos aptos para la reflexión. Por este motivo sería todavía más grave de lo que pensamos en general que el espíritu científico, es decir, el espíritu crítico, se encontrara ahogado por la credulidad“.
Es una idea muy acertada, pero que casi siempre pasa por alto. A todos nos gusta opinar y tener derecho a expresarse, pero no todos sabemos con propiedad sobre qué estamos opinando y expresándonos. En algunos casos esto puede asociarse a tener o no conocimiento académico sobre un tema, pero la mayoría de las veces se remite a algo mucho más simple, que es la capacidad de hacer un análisis crítico antes de emitir una opinión. Y cualquier persona de facultades mentales normales, sea pobre, rica, con título o sin título, la tiene. En la rutina diaria esto pasa desapercibido porque nuestras decisiones individuales no suelen tener un efecto tan fuerte en el ambiente, y entonces las opiniones sin análisis crítico no pasan de ser una mera anécdota. No ameritan primeras planas de un diario.
Para que se note ese poco análisis crítico se necesitan eventos de impacto más grande, donde las opiniones surgen como pan caliente. En ciencia se sabe esto de primera mano: cuando la prensa publica el avistamiento de un OVNI o la cacería de un fantasma, todos se agolpan a opinar lo que les sale del corazón, no de la cabeza, y los científicos son los que quedan como el patito feo que quiere arruinar esa fiesta de chupacabras y gasparines. Pero ¡oh sorpresa!, no sólo los OVNIs concitan ese impacto; una superproducción de Hollywood también lo logra. Ni siquiera tenía pensado hablar de ello aquí, pero como apasionado que soy del análisis crítico, no puedo quedarme al margen. Este es el fact:
“Para la próxima película de James Bond, “Quantum of Solace” algunas escenas serán grabadas en locaciones de la Región de Antofagasta, específicamente el observatorio Paranal, Cobija, Baquedano y posiblemente el centro de Antofagasta. Originalmente los habitantes se sintieron entusiasmados de que se viniera a filmar en (y a mostrar a) Chile, pero luego se decepcionaron al saber que dichos lugares serían mostrados como territorio de Bolivia“.
(Noticias al respecto aquí, acá y allá).
Las reacciones no se hicieron esperar en el público, en blogs, en políticos, escritores y otros personajes de la ciudad (algunos ejemplos aquí [comentarios del 25 y 23/03]). Y la prensa, como siempre, está ávida de sacar provecho de estas “peleas de barrio” mostrándolas cada vez que pueden. No se qué pensará ud., lector/a extranjero/a, o ud., lector/a chileno/a, pero mi opinión es que toda esa gente que ha atacado la película no está haciendo un análisis crítico. Están hablando desde la emocionalidad, del orgullo y de un patriotismo enfermizo que no le hace bien a nadie, como ya comenté en otra ocasión. ¿Acaso es tan difícil darse cuenta que el hecho que se filme parte (o toda) una película en un lugar *no implica* que ese lugar será graficado como tal? ¿Acaso nadie ve hasta el final los créditos de una película o una serie, un subtítulo específico que dice “Filmed in Location, seguido de los lugares reales donde se filmó”? ¿Acaso esa gente *decepcionada* esperaba que se mostrara a Chile en todo su esplendor, como un lugar paradisíaco que haga propaganda gratuita para SERNATUR? ¡Por supuesto que no! Al menos yo sospeché enseguida que si filmaban en esta zona de Chile, era poco probable que la intención fuera poner al país en la trama, sino a cualquier lugar que se caracterizara por tener paisajes desérticos. Ese lugar podía ser el Sahara, Groom Lake, Death Valley o… Bolivia.
El problema es obvio, claro. En Chile la gente que se deja llevar por la emocionalidad hace suyo un odio irracional a Bolivia, por el simple hecho que se estuvo en guerra con ese país y que la zona de Antofagasta antes era boliviana. Es una coincidencia de la que no atribuyo ninguna culpabilidad al filme. Ellos no tienen por qué sumarse a ese odio y si eligieron esta zona para graficar paisajes que iban acordes a la trama (en la que uno no tiene por qué meterse), habrán tenido sus razones… la inestabilidad política de Bolivia, su altura, qué se yo. El punto es que en Chile, país no acostumbrado a ser sede de una superproducción hollywoodense y al análisis crítico, todavía no comprenden que el recurso que está usando la película es perfectamente válido y usual. Cito 2 ejemplos breves: 1) 5 de las 9 temporadas de The X-Files, que prácticamente en cada episodio muestran una “ciudad de EEUU” distinta, en realidad están filmadas en Vancouver, Canadá (de paso, ahí se está filmando la 2° película basada en la serie). Eso aparece en los créditos, en el “Filmed in Location“, y en Vancouver nadie se queja; 2) Muchas escenas de Star Wars (trilogía de los ’80) están filmadas en zonas desérticas de Irak, para graficar al planeta Tatooine. ¿Los iraquíes se quejaron? ¿Exigieron que no fuera Tatooine, sino Irak el lugar graficado como hogar de Luke Skywalker? Para nada. De hecho, creo que conservan las “casitas-iglú” de la película como recuerdo.
En síntesis, James Bond definitivamente ha sido el “evento de alto impacto” que refleja la falta de análisis crítico (porque éste sí ameritaba las primeras planas de un diario) en quienes atacan la película. A nadie parece importarle los beneficios económicos que dejarán las filmaciones, ni que Antofagasta/Chile *sí* aparecerá en el “Filmed in Location” de los créditos (o por último, en el “¿Cómo se hizo Quantum of Solace?” que seguramente vendrá de característica especial en los futuros DVD de la película). Pero no. En vez de demostrar su alegría por tener aquí a gente que uno está acostumbrada a ver en TV (yo mismo me animé a ir al aeropuerto a sacarle fotos al avión que aparecerá en la trama :)), se amargan gratuitamente por la “pica” (rencor, frustración) de no ver a Chile en la película, sino a su “enemigo de toda la vida”. El colmo sería que llegada la fecha del es
treno, haya gente que en tono de “protesta” no quiera ir al cine a verla. Bueno, la fila para entrar será más corta. Mejor para mí. 🙂
Es verdad!!
La Fila será más corta
E incluso puede que bajen el precio de las entradas por falta de publico, seria lo maximo…
Saludos
Hola Farid.
Perdón, pero utilizo este medio para poder comunicarme. Es que he tratado de enviarte el material para tu revista (respondiendo a tu correo) y todo me vuelve rechazado… Por favor comunicate desde otro correo viable. Ya tengo el escrito listo.
Un abrazote.
Rodolfo (San rafael, Mendoza)