Paradoja de la decisión idiota
Desde pequeño tengo la costumbre que, cuando realizo viajes largos en bus (más de 6 hrs) o a sitios donde no me será posible encontrar provisiones, previamente compro alrededor de 3 latas de bebida (Pepsi, Canada Dry o Coca Cola), y unos 2 paquetes de galletas. Como nunca me ha gustado dormir en viajes largos y yo suelo tener más sed que hambre, en teoría con esas latas podré soportar todo el trayecto si me da sed. Pero he comprobado que esta decisión se ha vuelto una paradoja en ambos sentidos. Me explico:
1° sentido: Me dispongo a hacer un viaje de 4 hrs. Estimo que voy a necesitar 1 lata de Pepsi para las veces que me de sed. Compro la lata, me subo al bus y emprendo el viaje, pero como se que llevo una lata de Pepsi conmigo, soy consciente que tengo satisfechas mis eventuales necesidades de sed, por tanto ese alivio implicó que terminara sin darme sed en el viaje. Conclusión: comprarme la lata fue una decisión idiota.
2° sentido: Me dispongo a hacer el viaje de vuelta de 4 hrs. Como la vez anterior ni siquiera necesité la Pepsi, esta vez no compro ninguna lata. Me subo al bus y emprendo el viaje, pero como se que no llevo una lata de Pepsi conmigo, soy consciente que no tendré satisfechas mis eventuales necesidades de sed, por lo tanto esa preocupación implicó que terminara dándome sed en el viaje, pero ahora no tenía ninguna lata a mano. Conclusión: no comprarme la lata fue una decisión idiota.
Esta experiencia también se da de otras formas (ej. que termino llevando 3 latas y sólo consumo 1, o llevo 2 paquetes de galletas y no consumo ninguno). La explicación personal que me doy al asunto es que yo soy muy tacaño, y al parecer para mí tiene tanta fuerza la “sensación de satisfacción” ante una necesidad eventual, que termina por anulármela. Mientras que la “sensación de no satisfacción” ante una necesidad eventual es tan fuerte, que termina incitándomela (quizá sin tenerla en principio). Así que en conclusión, no me queda más que priorizar mi decisión en el 1° sentido: mejor comprar la lata, pero sabiendo que la sed en realidad no me la calmará la bebida, sino mi mente ¬¬
jajajajajaja. Qué pena que ya no vendan bebidas en los buses. A pesar de que fueran unos ladrones por lo careros, ahí venían a salvarlo en la mitad del camino. Ahi uno se plantea realmente si tiene sed o no.
Es como comprarse el diario y quedarse dormido, o no comprarlo y aburrirte como ostra.