Mi contribución ñoña al Día del Orgullo Friki

Sí, sí, hoy es el Día del Orgullo Friki (suena para enorgullecerse pero también suena a resignación contra el menosprecio, como el día del orgullo gay),  se conmemora el estreno de Star Wars: A New Hope, también es el Día de la Toalla, ñoños del mundo felices, bla bla. Así que quise hacer una pequeña contribución mediante un review/crítica de una película de ciencia ficción disfrazado de comedia: Idiocracy.

IdiocracyHabía terminado de reirme con el bueno de Stewie Griffin en FX, cuando a segundos de cambiar de canal comienza la intro de una película. Como es un acercamiento en primer plano de la Tierra, quedo hipnotizado (nunca falla), pero luego advierto que el planteo siguiente es peligrosamente atrapante: “la selección natural, proceso que en el pasado hizo surgir a la especie más fuerte, lista, rápida y mejor adaptada que el resto, ahora afronta una amenaza distinta. La ciencia ficción que antes predecía un futuro más civilizado y más inteligente, nunca habría imaginado que éste prosiguiera en dirección contraria (…) y la evolución no necesariamente favorece al más inteligente, si no hay depredadores naturales que los amenacen, sino que recompensa a los que se reproducen en mayor cantidad, dejando a los inteligentes como una especie en vías de extinción“. A continuación se muestra, en tono comparativo y algo jocoso, el paralelo entre dos parejas: una de alto y otra de bajo CI, mediante escenas que en pocos segundos grafican unos 15 años de sus vidas, y cómo avanzan sus respectivos “árboles genealógicos” mediante un gráfico en tiempo real. No quiero dar spoilers, pero la diferencia entre ambas parejas es dramática, elocuente y realista, para que te quede claro de qué va la historia si no enganchaste al principio con la introducción.

Argumento
La trama pinta muy simple: Joe Bauers (Luke Wilson), un soldado del ejército de EE.UU. y además un tipo “promedio” en todos los aspectos (no sobresale en absolutamente nada y siempre se ubica al centro de las muestras en las campanas de Gauss), será el conejillo de indias de un experimento de hibernación durante un año, cuyo propósito será mantener en animación suspendida a los mejores soldados que por X razones nunca han estado en combate durante su carrera, “guardándolos” para el momento indicado. Como el experimento requería de una mujer, a los militares sólo les queda recurrir al “sector privado”, contratando a la prostituta Rita (Maya Rudolph) mediante un acuerdo con su respectivo proxeneta. Por diversas circunstancias la base militar que mantenía el experimento fue cerrada, y los contenedores donde Joe y Rita hibernaban, desechados y olvidados con ellos dentro. Por supuesto no sólo pasó un año, sino varios siglos, y no es hasta el 2505 que los protagonistas despiertan por separado. El detallito es que el mundo está hecho una porquería, por la sencilla razón que ahora todos son idiotas con la inteligencia de un niño de 5 años donde lo top es la TV basura, los Starbucks con felación incluida, la comida chatarra, el periódico “Hot Naked Girls and World Weekly News” y el agua potable ha sido sustituida por algo parecido al Gatorade. Joe pronto se dará cuenta que el experimento ha salido mal, está atrapado 5 siglos en el futuro y su única salvación es encontrar una máquina del tiempo que lo libre de los idiotas. Como no podía ser de otra manera, Joe acaba golpeado, perseguido y en la cárcel, pero sus nuevos dotes mentales otrora “promedio”, ahora son extremadamente altos comparados con el promedio del humano futurista. Por otro lado, la prostituta se demora en captar qué ocurre y sigue en su onda de prostituirse, pues en el siglo XXV el fuckear nunca ha pasado de moda. Y no cuento más que no quiero spoilear.

Crítica
Tal como hago tras ver cualquier película que me gusta, me dirijo a contrastar mi subjetividad con las críticas en Internet. Y me encontré con opiniones divididas, donde todos resaltan el potente valor de la introducción pero el nulo aporte del resto de la película (catalogado como redundante y lleno de clichés), reduciendo su utilidad a los primeros 15-20 minutos. Y bueno, puedo concordar con eso desde un sentido estético, desde la perspectiva de quien va con disposición a ver una comedia. Pero Idiocracy no debería ser una comedia. De hecho es el gran error de base que percibí, porque si bien unos humanos futuristas estúpidos puede ser motivo de risa, el sustento que lo avala es digno de las mejores historias CF que un universo distópico pueda concebir. Idiocracy se basa en parte en la novela “The Marching Morons” (La marcha de los idiotas) de Cyril M. Kornbluth, que también escribió una precuela, “The little black bag” (La pequeña bolsa negra), ganadora del Premio Hugo de 1951. El argumento de base es la sobrepoblación de individuos idiotas, aludiendo al término disgenesia (contrario a eugenesia), que estudia cómo el ser humano actual ve disminuida su presión evolutiva, al no tener amenazas que le obliguen a movilizarse y adaptarse. La tecnología ha aliviado las tensiones, pero los genes nocivos tienen más posibilidad de aparecer en un ambiente que ha sido adaptado al hombre, en vez que el hombre se adapte al ambiente. Nos hacemos más vulnerables, frágiles y dependientes, al punto de no dedicarnos a pensar y destinar todo nuestro tiempo a los disfrutes predilectos de nuestra animalada naturaleza: violencia, sexo, dinero, televisión, hamburguesas.

Los compararía con los Eloi de la Máquina del Tiempo. La despreocupación total ante lo que les rodea, al sentir que tienen la vida resuelta, es un arma de doble filo que Idiocracy exalta exageradamente. De hecho el exceso de gags es un aspecto criticable, pero a la vez un elemento que no deja de tener sentido: cuando pienso en sociedades distópicas se me viene a la mente los demacrados callejones de Blade Runner o una Tercera Guerra Mundial con palos y piedras, como diría Einstein, o incluso en ese Sr. Burns robotizado que encuentra a su oso Bobo en el año 100.000, cuando todo está reducido a ruinas en un futuro sombrío. Pero Blade Runner tenía estilo y elegancia, y Burns robotizado vívia en un mundo destruido y sin solución. Sin embargo la sociedad de Idiocracy no sólo es idiota, también pone en tela de juicio la evolución. ¿Hasta qué punto es concebible que los genes nocivos se abran paso al grado de conquistar el mundo? Puede resultar que en un curso escolar de 29 idiotas y 1 inteligente, éste último no tenga voz ni voto y las decisiones idiotas prevalezcan, pero ¿cómo sería extrapolarlo a toda la Humanidad? ¿ya lo estaremos viviendo? Tal vez no en el grado de la película, pero personalmente advierto que las decisiones inteligentes no tienen el mismo peso que las decisiones más populares, que no por ello son las más sabias. Lo complicado es pensar que si esta ficción realmente se cumple, poco y nada podríamos hacer. Si la selección natural actual no te “premia” por calidad, sino por cantidad, ni siquiera existiría la élite de sabios de “The Marching Morons”. La inteligencia se desvanecería, dejaría de ser un elemento del genotipo y su nivel decaería inevitablemente, aún cuando todos los inteligentes del mundo se pongan de acuerdo en tener muchos hijos. Tal como no se pudo evitar el empequeñecimiento del dedo meñique del pie, una vez que dejó de servir para propósitos simiescos de prensión o ataque.

Hasta aquí la película ofrece un panorama interesante, no obstante, el nivel de idiotez presentado da a pensar al espectador si realmente se puede vivir así, o si habrá un punto de inflexión. Por ejemplo, resulta contradictorio que en una sociedad con CI promedio de 50 (estimo) existan aparatos tecnológicos que requieren cierto nivel intelectual para ser creados, o que las epidemias o guerras no hayan diezmado una población inútil para combatirlas, o que automóviles o aviones sigan volando. La extinción de una sociedad idiota puede ser mucho más simple, ya sea porque no se puede crear más tecnología, no se sabe usar o no se saben reparar las que se descomponen. El cambio real que habría querido ver era una sociedad cuya tecnología consista en carretas bizarras, con caballos tirando de antiguos automóviles que ya nadie sabe usar, o Big Macs donde la hamburguesa sea un trozo de carne cruda que ya nadie sabe cocinar. Idiocracy más parece ser un mundo “regalado” a los idiotas (con tecnología inteligente) hace un par de años cuando mucho, no el mundo al que habrían llegado mediante evolución normal, aún siendo factible la idea.

Por último, me divierte no haberme enterado antes de esta película, porque al parecer no soy el único que le pasa. Idiocracy no tuvo publicidad alguna, ni trailers, ni anuncios en TV, cine, ni tuvo puesta en escena para la crítica. Fue estrenada en poquísimos cines (poco más de 100) en Estados Unidos, y se piensa (en tono conspiranoico) que la Twentieth Century Fox activamente impidió que la película tuviera una gran audiencia debido a su trasfondo interpretable como anti-corporaciones, aún cuando no se trata de un documental de Michael Moore ni nada por el estilo. Fue planteado como una comedia de bajo presupuesto y efectos especiales muy pobres, aunque es difícil saber qué habría pasado si se tratase de un filme CF de toro y lomo, entre los muchos que exaltan los peligros de una sociedad controladora con vista gorda al antiintelectualismo. Pero bueno, podemos esperar y ver qué pasa con el Fahrenheit 451 a estrenarse en 2010, pues en la versión de 1966 ni siquiera la publicidad estaba tan desarrollada como para ser un elemento influyente en la audiencia. Además yo no nacía aún. 😛



3 thoughts on “Mi contribución ñoña al Día del Orgullo Friki”

  • Mierdaaaaaaaa!!! Hoy era el Towel Day y lo olvideeeeee!!! alalasconfsconf &%$#*$#&%

    Oh perdón Farid, pero olvidé el Towel Day… desde el 1 de Enero que pensaba en eso, y SE ME PASOOOOOOOOOO!!!

  • Jajajaja, esto debería ser consignado como un coronario a la Ley de Murphy… mientras más esfuerzo pongas por acordarte de algo, más probabilidades habrá que llegado el momento de recuperar ese recuerdo, se te olvide…
    Ánimo que aun te quedan 2 hrs de 25/05, ve a buscar tu toalla! 😛

  • Excelente pelicula, yo tambien la agarre de pura casualidad en su momento.

    Pense lo mismo de los aparatos complejos y llegue a la conclusion de que fue una “licencia artistica” que deja abierto el porque de su existencia (Lo mas probable en ese universo es que ya hubieran estado ahi).

    Con respecto a si vamos a eso, me temo que tengo mis dudas. Creo que fue Carl Sagan el que dijo que vivimos en una mundo dominado por la ciencia y la tecnologia y nadie sabe como funciona ninguna de las dos, y eso inevitablemente deriva en cosas peligrosas.

    Como linuxero recalcitrante no puedo omitir el ejemplo, hoy todo el mundo usa Windows porque es el que esta, no tienen ganas de aprender sobre los peligros del software cerrado ni esforzarse en entender minimamente como funciona un SO o una computadora aunque vivan de ello, lo mismo con los autos, ya nadie sabe como funciona ni en un nivel teorico, total llaman a la grua y asunto resuelto.

    Yo creo que se debe a una adoctrinacion que tenemos (sin conspiranoia, ojo). No creemos que somos capaces de aprender y de crear, hoy todo se produce en corporaciones, laboratorios. Todo viene servido. Hoy no hay confianza en el desarrollo amateur o independiente (ademas de que muchas veces no se pueden afrontar las regulaciones, por ejemplo, ya no pueden existir ingenieros empiricos sin matricula), a menos que no venga de una fuente indentificada como confiable no creemos en nada, y casi todo lo que se desarrolla o se inventa se vende y se patenta, compartir quedo en el pasado :-P.

    Conclusion: no tengo ni idea que puede pasar en el futuro, pero no me gusta el presente :-D.

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