Crónicas de viajes, salidas y ajustes de tuercas
Bueno, volví de mi viaje a La Serena (sí, ese era el lugar del acertijo del post anterior, que de todos modos me late nadie se apuntó a descifrar +_+). Me ocurrió una serie de acontecimientos, visité lugares bonitos y compré algunas cosas, pero como no podía ser de otra manera, a mi regreso me tenía que estar esperando algo astronómico: el eclipse total de Luna la noche del 20-21 de febrero. Regresé la mañana del 19/02, tiempo (in)suficiente para despabilarme, reparar mi auto (que estuvo “muerto” desde antes de viajar) y coordinar una salida al desierto.
Del eclipse, todo estuvo muy bien. Lástima que aún me cuesta salir de mi tendencia just-in-time y llegué (junto con las demás personas que me acompañaron) apenas a tiempo antes que comenzara el evento. Necesito hacerme la idea de llegar 1 hora antes, lo se… pero ando con la idea que mi puntualidad agónica de relaciona indirectamente con mi maldita carrera (otro día lo explicaré). En fin, aproveché lo más que pude y realicé una secuencia valiéndome de mi cámara digital de 3.2 mp, mi Celestron de 114 mm y el Takahashi 102 mm de Christian Nitschelm, astrónomo del Instituto UCN que me tinca seremos grandes amigos :). Tras unas 4 horas de observación, fotografía, alineamiento, telescopios y binoculares, mi resultado formal fue éste, y mi resultado informal fue éste:
Regresé a casa como a las 3:30 am, aún con la mente puesta en el viaje a La Serena, los dulces de papaya y las fotos del Valle de Elqui, mientras algún pedazo de mi mente vigilaba que el auto rindiera sin problemas. Quedarse varado en la ciudad es una cosa, pero quedarse varado en el desierto, sin nadie a varios kilómetros a la redonda, es otra :).
Del viaje, aún no selecciono las mejores fotos para subir a Flickr, pero sí hice una selección y documentación completa de mi viaje al Observatorio La Silla, que no es tan moderno como Paranal, pero sí impresionantemente grande y amplio. Es como estar entre un bosque de telescopios, literalmente :). Ya había visitado Cerro Tololo, y La Silla lo tenía como meta a cumplir. Falta Gemini y quizá Las Campanas, y aunque parezca algo enfermizo andar persiguiendo cuánto observatorio tenga a mi alrededor (a Paranal ya he ido 5 veces), para cualquier otro aficionado le parecerían comprensibles mis razones. Es que… tengo muy claro que sólo soy un visitante, no voy a trabajar ahí, pero es una sensación casi mágica estar cerca de esos aparatos que día tras día hacen algún descubrimiento, gracias a la pericia de quienes trabajan allí. Definitivamente, si yo trabajara tan sólo ajustando una tuerca de uno de esos telescopios, sería feliz 🙂
La visita documentada a La Silla, varias fotografías y datos de referencia para quienes quieran ir, se encuentran aquí: http://www.austrinus.com/visitas/5_lasilla.html