El último lanzamiento
Este viernes 8 de julio fue el último lanzamiento del Programa del Transbordador Espacial, honor que le correspondió al Atlantis. Ocasionalmente vi la transmisión del despegue/aterrizaje de varios transbordadores, a través de NASA TV, pero esta vez, por supuesto que tenía que verlo, siendo las 11:25 am. Estas naves comenzaron a volar antes que yo naciera, pero desde que las vi por primera vez en televisión, me cautivaron y se puede decir que fomentaron mi aprecio por la astronáutica.
Mi mayor acercamiento físico a este mundillo, de hecho, fue cuando el 2001 visité el Kennedy Space Center, y conocí por primera vez estructuras tan colosales como una réplica del cohete Saturno V y otra del Transbordador Espacial, así como pude ver -sólo a la distancia- las plataformas de lanzamiento de este ingenio. A pesar de mi fascinación, al ir conociendo los detalles que implican a cada lanzamiento, y que muchos de ellos terminaban siendo postergados (por una fisura en el escudo térmico, una fuga, un sensor que no funciona, una complicación climática, etc.), comprendí que en realidad a la astronáutica aún le quedaba mucho por progresar. Mi visión de una nave espacial reutilizable eficiente, es más bien el de un aparato que pueda despegar y aterrizar en cualquier momento, sin estar pendiente de montón de factores o detalles -a veces tan simples- que puedan desencadenar una tragedia, como lamentablemente ocurrió con los malogrados Challenger en 1986 y Columbia en 2003.
El Atlantis aterrizará -por última vez- el 20 de julio, y si mis horarios en Paranal me lo permiten, también lo veré por NASA TV. De momento, su despegue fue una de esas situaciones en que uno siempre recordará qué estaba haciendo cuando lo vio. En mi caso lo vi desde mi cama, mientras llovía torrencialmente afuera y estaba preparando unas fotos que envié para el proyecto Believe in the Future of XF3.