Reflexiones personales sobre la astronomía amateur en Chile y el CIAA 2011
Los días 17, 18 y 19 de noviembre (más un viaje de clausura el 20/11), se realizó el XIV Congreso Internacional de Astronomía Aficionada en Antofagasta. Un comunicado escueto en el web oficial resume a grandes rasgos la última parte del evento, con una mesa redonda sobre el estado de la astronomía amateur en Chile, la elección de sede del CIAA 2012, y un escueto apartado de aspectos positivos y negativos, que habría sido atingente mencionarlo durante el congreso, pero por motivos de tiempo, fue imposible.
Quienes me conocen, saben que a veces no me importa defender cierta tesis si estoy plenamente convencido de ello, aún si ello me implica perder alguna de las pocas amistades que tengo. Sin embargo, advierto que todo lo que voy a mencionar a continuación (y que quizá sólo le resulte de interés a miembros de la comunidad amateur chilena), se expone como una crítica constructiva. En este caso, mi tesis es que estar del lado de la organización de un CIAA, sirvió para darme cuenta que existen aspectos sumamente delicados sobre la comunidad amateur chilena, que no se ven o no se quieren ver. Las mesas redondas son un fiel ejemplo de ello, ya que indefectiblemente, éstas tienden a resaltar la unión, amistad, colaboración y participación de los amateurs, como si esto fuera motivo suficiente para concluir que la astronomía amateur en Chile está sana y sólo necesita seguir en la misma senda… o en otras palabras, que no necesita mejorar nada sustancial.
Discrepo. Pienso, en primer lugar, que la conceptualización de los CIAA anuales debería ser acorde a un evento de esta envergadura, que no sólo reúne a amateurs, sino también a astrónomos y otros científicos destacados, auspiciadores, patrocinadores y medios de comunicación. O sea, en primer lugar, es un evento serio, y como tal, no puede conceptualizarse sólo como una reunión entre amigos. Es cierto que muchos nos reencontramos y compartimos 1 vez al año en esta instancia, como amigos, pero eso no implica relativizar el contexto del evento. La puntualidad escaseó en muchos aspectos (hora de inicio de actividades, límites de tiempo de ponencias y preguntas) y eso se convierte en faltas de respeto para organizadores, expositores y asistentes; el respeto por las normas también escaseó el momento de las inscripciones, primero planeadas para 120 cupos, luego ampliadas a 200 (decisión en la cual no intervino ninguna presión externa, sino que sólo se determinó en base a la estimación económica respectiva): inscripciones impagas hasta última hora, personas “reclamando” que en anteriores congresos “no necesitaron inscribirse para participar” (como si un evento no necesitara de dicho proceso), otros reclamando que sus trabajos fueron descalificados por llegar fuera de plazo, otros por no obtener una de las becas asignadas democráticamente por la Comisión Organizadora… en fin.
¿A qué voy con tanto descargo? A que en el colectivo amateur parece que aún no está internalizado 100% que un CIAA es un evento complejo, que requiere estimaciones económicas complejas, y que desde muchos puntos de vista debe ser administrado como una empresa, sin que ello deba interpretarse como un evento que persigue fines económicos (que no los persiguió ni los obtuvo, en absoluto). Haber estudiado 1 año Administración de Empresas seguramente me ayudó en lograr el éxito en este evento (el evento en prácticamente todas las línas, fue exitoso), pero mis descargos se deben a que esta gestión pudo haber resultado mucho más fácil, de haber contado con mayor colaboración de todos los asistentes (obviamente, no estoy generalizando).
Pero mis descargos (y preocupaciones) más profundas, no tienen nada que ver con la parte logística, sino con el contenido. Quienes se fijaron en este detalle, este Congreso Internacional fue de “…Astronomía Aficionada” y no de “… Aficionados a la Astronomía“. Si alguien pensó que hice el cambio para economizar letras, se equivoca. Fue (y esto quedó plasmado en el sitio web) porque este evento pretendió desde el primer momento enfatizar la aplicación práctica de la astronomía amateur, aquella aplicación que permite al amateur ponerse a la par con el quehacer profesional, y por tanto ser reconocidos y valorados por esta otra comunidad astronómica. Por supuesto, no es mi intención pedirle a un novato que en unos pocos meses aprenda a hacer fotometría diferencial con equipos sofisticados y tener datos publicados en alguna base de datos profesional para ser un trabajo apto en el CIAA 2011 (aunque sí existió una Comisión Científica que se encargó de velar por la existencia de mínimos estándares de calidad). Pero conozco a muchos miembros de la comunidad amateur cuya actividad está centralizada en la difusión o la enseñanza, y es precisamente esta área la que mejores trabajos presentó en el CIAA 2011, en mi opinión. Es decir, trabajos presentados por profesores, orientados a profesores. ¿Qué queda para la astronomía amateur? Estoy seguro que ésta existe en Chile, pero pienso que está apagada, aletargada, y que el conjunto de quienes hacemos esta bella actividad todavía no da para hacer un Congreso de Astronomía Amateur como tal, así como sí existen otros congresos especializados, como el Congreso Austral de Astrofotografía (que lamentablemente se efectuó en las mismas fechas del CIAA 2011). Y este tipo de cosas es la que personalmente me plantea muchas dudas a la hora de asistir a futuros CIAA.
Espero realmente que presentaciones excepcionales, como las del Dr. Jaime García de Argentina (estrellas variables) sirvan para inspirar la astronomía amateur, sin que ello signifique renunciar a la pasión inherente de un aficionado que no necesariamente está interesado en trabajar con cámaras CCD, cartas de magnitudes o software de reducción de datos, sino simplemente maravillarse con el cielo nocturno. Comprendo, a la vez, que por el hecho de que personalmente hago astronomía amateur, o estar más familiarizado con el método de trabajo profesional, por estar trabajando en el Site Testing del E-ELT en el observatorio Paranal hace más de 2 años, me cause esa tendencia a “exigir” más de los aficionados, así como me exijo a mí mismo en todo lo que hago. Pero es una exigencia bien intencionada, cuyo único propósito es convocar a que como aficionados dejemos un legado más allá de divulgar y compartir nuestra pasión: un legado que sea una contribución concreta a la astronomía y la ciencia en general, que tantas emociones nos produce al verla materializada en estrellas, galaxias y nebulosas en el cielo nocturno.
Esas fueron mis reflexiones sinceras sobre los amateurs y el CIAA 2011. Y no, no estoy borracho. 😐