Monturaqui
Retomando mis posteos flashbacks, provenientes del pasado y escritos en cualquier momento del presente que logre hacerme un tiempo, va mi principal aventura de agosto 2012…
Viajé al cráter de meteorito Monturaqui, ubicado al sur del Salar de Atacama, en la Sierra Almeida, al interior de la Región de Antofagasta (23º55’41” S 68º15’42” O). Este cráter fue descubierto el año 1962, tiene 350-370 m de diámetro y 34 m de profundidad. Se estima que el impacto que creó el cráter ocurrió hace unos 660.000 años, durante el Pleistoceno.
Definitivamente no es un lugar al que se pueda llegar fácilmente, aunque se puede decir que esto ha beneficiado a su conservación, sumado a las peculiares condiciones del árido Desierto de Atacama. Me llevó Silvia Lisoni del observatorio Paniri Caur, junto a Christian Nitschelm y otros amigos, y como recién mencioné, llegar es todo un desafío. Llevar un GPS es lo de menos, hay que saberse el camino (mi amiga Jessica Fernández fue nuestra “guía”), pues hay sectores por los que no se puede pasar, sin importar que tan 4×4 sea el vehículo (que sí, debe ser un 4×4) o bien te arriesgas a dar vueltas redundantes en medio de la nada. Además de lo anterior, el cráter no es visible desde larga distancia, ya que el camino o componen múltiples dunas y curvas. Sólo a unos 50 m de llegar, más o menos, recién se advierte aquella enorme y especial depresión en el suelo.
Desde Monturaqui se tiene una vista magnífica del Salar y los grandes volcanes nevados. Se rumorea que las impactitas fueron ya extraídas por los curiosos que visitaron el cráter poco tiempo después de su descubrimiento. Supongo que aún deben quedar, pero yo no vi ninguna. Según las estimaciones científicas, el meteorito responsable del cráter tenía 13.4 m de tamaño y pesaba 9.870 toneladas, que a una velocidad de 15.4 km/s liberó una energía equivalente a 2.2 bombas atómicas como la de Hiroshima. En base a vestigios de hierro oxidado hallado que corresponderían al objeto, su material habría sido Octaedrita gruesa.
Permanecimos en este lugar por algunas horas, para luego descender al fondo del cráter, lo cual sin duda se siente especial, de sólo pensar que fue una roca espacial gigantesca la que hace mucho tiempo impactó en ese preciso lugar. Tal vez no conseguí una impactita, pero sí me lleve arena, rocas y una serie interminable de fotos de esta guinda de torta a una zona del mundo que realza por sí misma su atractivo astronómico… (más fotos en mi ipernity ;))