El juego de la creencia

Cuando tenía 13 años, inventé un juego. En ese entonces (y creo que en varios posteriores) me aburría mucho en el colegio, porque no encontraba estimulantes las clases y sentía que todo lo que hacía era sumamente repetitivo, aunque a la gran mayoría parecía no importarle. El juego (según recuerdo) consistía en una mezcla de crucigrama, batalla naval y lotería, en donde yo dibujaba una cuadrícula. Esa cuadrícula debía ser de 27xXX, pues en el eje vertical los números del 1 al 27 representaba cada letra del alfabeto; mientras, en el eje horizontal escribía el nombre de la persona que quería someterse al juego (por lo que ese número era variable). Luego rellenaba el cuadrito donde coincidía cada letra del nombre según la numeración alfabética.

Supongamos que Juan Pérez se somete al juego. La cuadrícula se vería así:

Porteriormente, unía los puntos más externos de la cuadrícula, que no necesariamente incluyen a todos los puntos, como se puede ver:

Esto da como resultado una figura, por lo general asimétrica. No recuerdo muy bien si había un paso siguiente (o previo), pero la idea central era llegar a esa figura. Y ahí comenzaba el show: la figura era una especie de bola de cristal, en base a la cual yo le “predecía” al individuo su suerte en el trabajo, amor y salud. Incluso podía predecir (opcionalmente) la edad de muerte del individuo (siguiendo un paso extra, que no recuerdo). No estoy muy seguro qué criterios usaba para hacer las “predicciones”, pero es obvio que se relacionaban con la estructura de la figura. Por ejemplo (si no me equivoco), la cantidad de cuadritos “sueltos” dentro de la figura, indicaba de cuántas personas se iba a enamorar el individuo durante su vida (en el caso de Juan Pérez, son 2 :)). La “elasticidad” de la figura indicaba su éxito laboral; en el caso de Juan Pérez la figura es muy elástica porque uno de sus puntos está en la “A” y otro en la “Z“. Etcétera.

Ya se que suena insólito que haya inventado algo así, pero ¡calma! A esa edad yo ya sabía que cosas como el tarot, la astrología y otras yerbas eran patrañas, pero sospecho que tuve que haberme inspirado en ello, con la única intención de reirme de la ingenuidad pública. Quería saber si un juego relativamente llamativo y unas cuantas predicciones azarosas podían convencer a alguien. Y así fue. El juego tuvo un éxito rotundo y continuamente me pedían que lo aplicara a cada nuevo estudiante que se enteraba de él. Las figuras siempre eran distintas, por lo que no cabía duda que cada predicción era “personalizada“. Llegué a aplicarlo hasta al profesor de matemáticas de ese entonces…

En principio me pareció entretenido el asunto. Después me empezó a preocupar, cuando un par de personas comenzaron a seguir los “consejos” que dictaban mis predicciones. Predicciones que no hacían más que activar la sugestión, pues era la gente quien se encargaba de hacer cuadrar lo que yo le decía. En un momento no aguanté más, y al próximo que me pidió que le aplicara la cuadrícula, le dije simplemente que yo había inventado todo, que el juego era un fraude. Pero me impresionó la respuesta que recibí:

“No importa, aplícamelo igual, quiero saber cuantas pololas voy a tener”

No se si fue una respuesta irónica… espero haya sido así. +_+

La conclusión que saco hoy, es que aquel inocente juego puso en evidencia cómo se construyen los sistemas de creencias en la gente. Hoy cualquier científico sabe eso, pero me resultó impactante darme cuenta de esa forma. No creo que mi intención original haya sido desbancar la astrología mediante una creación propia que expusiera la sugestión humana… pero así fue.

Si me costó tanto convencer a mis compañeros de 13/14 años de que todo fue una farsa, es obvio cuánto cuesta informar a adultos con criterio formado sobre la astrología, pues hay mucho negocio de por medio y no creo que estén de acuerdo en que le quiten a sus clientes (antes que me apunten con el dedo, yo no cobraba por mis “predicciones” :)).

En fin, esa fue mi anécdota desde el baúl de los recuerdos…



1 thought on “El juego de la creencia”

  • Qué chooooooori!!! Qué divertido! Qué cuático!!!
    Qué entretenida tu historia. Yo creo que hasta algunos adultos creerían… los mismos que gastan lucas para que les lean el tarot y la mano…

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